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Monday, April 25, 2016

Protomelas sp. "Steveni Taiwan"




Vi este pez en la exhibicion de peces y peceras de abril 23 al 24 de 2016 de la asociacion de acuaristas de Aguadilla.

Metriaclima sp. "elongatus chewere", un ciclido africano



Lo vi en la exhibición de peceras y peces de la Asociación de Acuaristas de Aguadilla de abril 23 y 24 de 2016.  Habian cinco en la pecera, este era el de color mas brillante.

Thursday, October 9, 2014

Rosella de cabeza pálida, Platycercus adscitus, en cautiverio y en estado salvaje







Fue un privilegio ver esta ave tan hermosa en estado salvaje.  Las vi en New South Wales en un parque en un área urbana.  Era como de ensueño ver un ave de colores tan llamativos y peculiares caminado por el césped de un parque como un pinzón cualquiera, cuando uno se tiende a imaginar aves exóticas en remotas e impenetrables junglas.

Thursday, May 8, 2014

Xenotoca eiseni, Mexcalpique de cola roja

Macho
Hembra


Macho inseminando a la hembra


Macho junto a un gupi Ender sub adulto
Adquirí  una pareja de estos pececillos hace unos cuatro años atrás en diciembre del 2010.  Este pez es originario de México, es un miembro de la familia de peces vivíparos conocida como Goodeidae.   Estos peces, hasta donde sé, no son producidos en masa de forma comercial, sino más bien por aficionados especializados que mantienen pequeñas poblaciones en cautiverio.   La pareja fue colocada en una pecera de 10 galones sembrada de Elodea y algas filamentosas.  Eran aun peces jóvenes y por un tiempo no vi crías, aunque es probable que las estuvieran produciendo y las canibalizaran ya que la pecera no ofrecía refugios seguros para peces recién nacidos.  Eventualmente moví a la pareja a una pecera de treinta galones larga donde ahora vive un grupo de sus descendientes.   Los Xenotoca comparten esta pecera con un grupo de cíclidos, Amatatlilia siquia producto del primer desove de esa especie en mis peceras.  Todos los siquia de tamaño normal los regale, pero me quede con los que se quedaron enanos porque los encuentro bonitos y no tienen la desagradable tendencia a reproducirse todo el tiempo, todos conocemos los problemas que causan los cíclidos cuando en una comunidad de peces cuando están en reproducción.  Estos enanititos comparten la pecera con los Xenotoca en completa armonía, no he visto ni agresión ni una sola aleta rota desde que están juntos.

Tengo a mis peces en agua de lluvia, aun cuando la recomendación es que el agua “dura” es mejor para ellos.  La razón es que el agua local tiene una buena cantidad de carbonato de calcio el cual se deposita en el cristal de la pecera eventualmente opacando hasta cierto punto la transparencia del cristal.  Los minerales en el agua local también forman una molesta y desagradable costra en el cristal a la altura de la superficie del agua, la cual hay que remover constantemente usando una navaja.  Los Xenotoca no parecen sufrir en forma alguna por estar en agua “suave”.

Los peces toleran las variaciones de temperatura local del bosque de Rio Abajo sin dificultad.  Aun en las mañanas más frías, cuando la temperatura del agua está cerca de los 65° F no he notado cambios en su comportamiento.  La temperatura local en su punto más alto en el verano llega a cerca de los 84° F, lo cual tampoco parece afectar a los peces de forma alguna.  

Alimento los peces con comida seca en hojuelas, que macero un poco antes de dársela ya que las bocas de estos peces son relativamente pequeñas en comparación con las hojuelas.  Les doy una pequeña cantidad de comida todos los días.  Una o dos veces a la semana les doy pedacitos de camarón que he rallado en un guayo hasta que se producen partículas que los pececillos puedan ingerir fácilmente.  Los peces también comen del alga filamentosa que crece en abundancia en la pecera, sobre los cristales y sobre los tallos y hojas de la Elodea.  Según he leído, aunque estos peces son omnívoros, necesitan consumir cierta cantidad de algas en su dieta para mantener una buena salud¹.  Infrecuentemente les doy larvas de mosquito y “bloodworms”, usualmente cuando las encuentro en algún envase que ha acumulado agua inadvertidamente.  Las larvas de insectos son consumidas con voracidad y rapidez.

Estos peces pueden llegar a las dos pulgadas y media de largo.  En mis peceras los machos desarrollan color desde relativamente pequeños pero tardan tiempo en alcanzar el tamaño adulto.  Son peces rechonchos, pero a la vez muy agiles y activos.    No son peces tímidos y responden con rapidez y entusiasmo cuando se les alimenta.   Las crías son relativamente grandes al nacer.  Nunca he hecho un esfuerzo por salvar las crías, con los que sobreviven en la vegetación basta con mantener la población estable.
El comportamiento de estos peces no es particularmente complejo. Su patrón de comportamiento principal es la búsqueda de alimento.  Cuando me acerco a la pecera su respuesta inicial es  esconderse en la vegetación, pero en cuestión de unos pocos segundos salen a ver si les he traído algo de comer.   Los machos cortejan a las hembras a las hembras con una danza temblorosa que hacen frente a ellas.  Para mi sorpresa pude observar a una hembra que estaba siendo cortejada por un macho subadulto responder con movimientos de lado a lado que más bien parecían de agresión.  No quisiera dar a estos comportamientos una interpretación antropomórfica, pero la impresión que recibí fue que la hembra le decía al macho “¡déjame quieta ya!”.

Los peces en las fotos son subadultos que aún no han alcanzado su tamaño adulto.  Los adultos son significativamente más grandes.  Estos peces pueden vivir por varios años si se les cuida bien.  Su biología reproductiva es fascinante ya que no son ovovivíparos,  sino verdaderos vivíparos que alimentan a sus crías en la gestacion por medio de estructuras especializadas.    No recomiendo que se tenga a estos peces con peces delicados, tímidos o de aletas largas.   


¹Schliewen Urich. 1992. Aquarium Fish.  Barron’s

Monday, August 26, 2013

Papiliochromis ramirezi, espectacular y retante




Siempre me han gustado los Papiliochromis ramirezi, creo que combinan en un paquete pequeño muchas de las virtudes que hacen populares a los cíclidos.    En adición, no muestran algunos de los terribles defectos que hacen que mantener ciertos cíclidos sea un verdadero reto.   Mi experiencia con estos peces ha sido variada.  Los que más tiempo duraron en mi pecera vivieron casi un año.  Los que menos tiempo me duraron apenas sobrevivieron algunas semanas.  Comparen esto con el hecho de que un Hemichromis lifalili (pez joya) ya tiene cuatro años en mi posesión y esta tan gordo y feliz como siempre. Un grupo de Amatatilia siquia(convicto) está próximo a cumplir los tres.    Aparentemente los ramirezi no son particularmente longevos, se dice que su largo de vida es aproximadamente dos años¹.  Compartiré con ustedes mi mejor experiencia con estos peces con la esperanza que les sea útil en mantener en buena condición a estos hermosos y peculiares pececillos.
Tuve estos peces para 1995 cuando vivía en el pueblo de Mayagüez.  Los que conocen el lugar saben lo caluroso que puede ser, el agua de la pecera se mantenía cerca de los 85F (29C) sin necesidad de calefacción alguna.  La pecera era de treinta galones (66 litros)y media 36 pulgadas de largo (1.02 metros). El agua era suave con un pH entre 6.5.  La pecera no tenía un filtro, solo una bomba de agua pequeña que creaba una corriente suave a lo largo de la misma.
Ustedes se preguntaran, ¿Porque la pecera no tenía filtro?  Hay dos razones para la ausencia del filtro, la primera era que la pecera estaba literalmente llena de plantas, principalmente de Java moss.  La segunda era que la densidad de peces era bajísima, solo cuatro ramirezi y cinco tetras neon.   La baja densidad de peces permitía que las plantas pudieran absorber los desechos de los peces y que la calidad del agua se mantuviera buena.  Las plantas obtenían su luz de una ventana cercana.   Además de las plantas en la pecera había dos pedazos de madera que tenían espacios bajo ellos en que los peces se podían refugiar si se sentían amenazados.  La pecera llevaba meses establecida cuando los ramirezi fueron introducidos a ella. 
Cuando fueron liberados los ramirezi desaparecieron en la vegetación y por un par de días no volví a verlos.  Luego de este periodo de timidez inicial los peces se acostumbraron a mi presencia y, por lo menos los grandes, no se escondían cuando me acercaba a la pecera.  Los alimentaba con comida viva, mosquitos, Chironomus (bloodworms) y comida seca.   Para que los ramirezi pudieran comer primero había que saciar a los neones, los que demostraban una feroz voracidad cuando se trataba de comida viva.   Siendo peces pequeños la cantidad de comida que consumían era relativamente modesta.   Durante el día los podía observar explorando la gravilla y los recovecos de la pecera en busca de comida.   
La pecera tenía en el mismo medio una pequeña área sin vegetación que proveía un espacio donde los peces podían nadar sin obstáculos.   Los dos ramirezi más grandes tomaron como territorios los lados opuestos de la pecera y se encontraban en este punto para intimidarse mutuamente.  Era en estos momentos en que hacían sus demostraciones territoriales que los ramirezi mostraban sus colores más brillantes.   Luego de unos momentos de confrontación, ambos peces se separaban sin que hubiera ocurrido violencia.  A los dos ramirezi pequeños a los veía con menos frecuencia que a los grandes.
Aun cuando los peces se encontraban en excelente condición y la pecera poseía las características que los libros recomiendan para la especie, nunca los observe intentar reproducirse.    Es posible que todos hayan sido machos ya que nunca vi que alguno desarrollara la barriga rosa que es característica de las hembras de esta especie.  Otra posibilidad es que el pH del agua no haya sido el apropiado.  Aunque el agua tenía un pH de 6.5  inicialmente, les confieso que a lo largo del tiempo deje de prestar atención a este parámetro, por lo que es posible que haya cambiado durante su estadía en la pecera para hacerse más neutral.     Las fotos que acompañan este escrito son de una pecera de Kennth Orth, quien amablemente me permitió fotografiar sus peces.


¹Schliewesen, Ulrich.  1992.  Aquarium fish.  Barron’s Educational Series


Wednesday, August 21, 2013

Ionopsis utricularioides (Swartz) Lindley


This plant fell from a citrus tree, it was put in the branches of a guava tree.



This plant was attached to this branch of the same tree where it was originally growing after it fell from the canopy.

This orchid is found in North America, South America and the West Indies.  It is common in those parts of Puerto Rico where it’s climatic and moisture needs are met.  This means that it can be found in many places in the northern part of Puerto Rico where it is moister and that it is much rarer in the drier southern areas¹.  In my experience I have always found this plant in places where moisture is consistently high such as near the sea shore and in the proximity of watercourses and swampy areas.  I have seen it in the area of Manati, Arecibo, Utuado and Morovis.   The plants have been growing in Guava, Crescentia, Randia, and in assorted citric trees. 

When I take a walk thorough places were this orchid is abundant, I can almost always count on finding one or two plants that have fallen from the canopy.   It is not rare to see plants hanging by its roots from a dead twig.    I used to take home these fallen plants to see them bloom and to try to grow them.  Keeping these plants proved to be an exceedingly frustrating experience.  All the plants I collected eventually died.  The way they died was in every case the same, the plants would bloom, sometime after that, the leaves would start showing signs of yellowing or rot, defoliation and death would follow.  The plants I normally find in the ground, except for one case, have been small.

After a few plants had departed to the great tree fern plaque in the sky I gave up on keeping them with my orchids and started putting them in twigs of the guava trees that grow wild around my house.   None of the small plants I found ever grew large enough to produce the impressive inflorescences that large specimens of this plant are capable of producing in the wild.  The typical inflorescence was relatively small, had one or two branches and was comparatively few flowered.  In only one case in my experience a plant lived a few years, but this was probably because the circumstances of that particular plant and the things I did to try to keep it alive.

One day, after an especially nasty thunderstorm that also brought some uncommonly strong winds for the area, I found a large plant of this species in the ground under a guava tree.  The canopy of this tree was about sixteen feet tall and hosted a number of large plants of this species of orchid.  The twig where the orchid was growing had snapped during the storm.  I carefully tied the plant to a lower branch of the same tree, trying to approximate the way it was growing when still on the tree branch. In time the plant sent roots into the branch and seemed no worse from the wear.

When the plant bloomed it produced a large inflorescence. The inflorescence it produced was not as large in size as that of the plants growing near the canopy.  Because I had read (sadly I can’t recall where) that if the plant was allowed to set seed this hastened its demise, I ruthlessly pinched off any flower that seemed to have been fertilized.  The plant survived a second year and I then produced a smaller inflorescence than its first one.   I also cut all possible developing seed pods out that year.  The plant survived a third year.  I was not paying close attention to the plant and several seed pods were produced.   The plant died that year. 

In the years between 2005 and 2007, this plant was plentiful where I live and large plants could be seen blooming magnificently on the tops of guava trees.  But after 2007 this orchid decreased greatly in abundance, to the point that right now no large plant can be found anywhere on the guava trees around the house.  Even small became scarce.   A few days ago I found a small plant in an orange tree.  This is the first one I had seen in more than two years.    The guava trees that hosted the plants back in 2005 are now completely free of them. 
It is common to see this plant in local orchid collections.  Some people mount them in tree fern along with the twig in which they are attached.   I read in an old American Orchid Society Bulletin, that some growers have been able to keep this plant alive for years, even in the absence of a living host for the plant.  Locally I don’t know if anyone has been able to maintain these plants alive for an extended period of time.   I have seen photos in the Internet of specimen plants with several huge inflorescences, the most likely explanation for these specimens is that they are wild collected plants potted together.

¹ Ackerman, James D.  1995.  An orchid flora of Puerto Rico and the Virgin Islands.