Siempre me han gustado los Papiliochromis ramirezi, creo que combinan en un paquete pequeño
muchas de las virtudes que hacen populares a los cíclidos. En adición, no muestran algunos de los
terribles defectos que hacen que mantener ciertos cíclidos sea un verdadero
reto. Mi experiencia con estos peces ha
sido variada. Los que más tiempo duraron
en mi pecera vivieron casi un año. Los
que menos tiempo me duraron apenas sobrevivieron algunas semanas. Comparen esto con el hecho de que un Hemichromis lifalili (pez joya) ya tiene cuatro años en mi posesión y esta tan
gordo y feliz como siempre. Un grupo de Amatatilia
siquia(convicto) está próximo a cumplir los tres. Aparentemente los ramirezi no son particularmente longevos, se dice que su largo de
vida es aproximadamente dos años¹. Compartiré
con ustedes mi mejor experiencia con estos peces con la esperanza que les sea útil
en mantener en buena condición a estos hermosos y peculiares pececillos.
Tuve estos peces para 1995 cuando vivía en el
pueblo de Mayagüez. Los que conocen el
lugar saben lo caluroso que puede ser, el agua de la pecera se mantenía cerca
de los 85F (29C) sin necesidad de calefacción alguna. La pecera era de treinta galones (66 litros)y
media 36 pulgadas de largo (1.02 metros). El agua era suave con un pH entre 6.5. La pecera no tenía un filtro, solo una bomba
de agua pequeña que creaba una corriente suave a lo largo de la misma.
Ustedes se preguntaran, ¿Porque la pecera no tenía
filtro? Hay dos razones para la ausencia
del filtro, la primera era que la pecera estaba literalmente llena de plantas,
principalmente de Java moss. La segunda
era que la densidad de peces era bajísima, solo cuatro ramirezi y cinco tetras neon.
La baja densidad de peces permitía que las plantas pudieran absorber los
desechos de los peces y que la calidad del agua se mantuviera buena. Las plantas obtenían su luz de una ventana
cercana. Además de las plantas en la
pecera había dos pedazos de madera que tenían espacios bajo ellos en que los
peces se podían refugiar si se sentían amenazados. La pecera llevaba meses establecida cuando
los ramirezi fueron introducidos a
ella.
Cuando fueron liberados los ramirezi desaparecieron en la vegetación
y por un par de días no volví a verlos.
Luego de este periodo de timidez inicial los peces se acostumbraron a mi
presencia y, por lo menos los grandes, no se escondían cuando me acercaba a la
pecera. Los alimentaba con comida viva,
mosquitos, Chironomus (bloodworms) y
comida seca. Para que los ramirezi pudieran comer primero había que saciar a los neones, los
que demostraban una feroz voracidad cuando se trataba de comida viva. Siendo
peces pequeños la cantidad de comida que consumían era relativamente modesta. Durante el día los podía observar explorando
la gravilla y los recovecos de la pecera en busca de comida.
La pecera tenía en el mismo medio una pequeña área
sin vegetación que proveía un espacio donde los peces podían nadar sin obstáculos. Los
dos ramirezi más grandes tomaron como
territorios los lados opuestos de la pecera y se encontraban en este punto para
intimidarse mutuamente. Era en estos
momentos en que hacían sus demostraciones territoriales que los ramirezi mostraban sus colores más
brillantes. Luego de unos momentos de confrontación, ambos
peces se separaban sin que hubiera ocurrido violencia. A los dos ramirezi
pequeños a los veía con menos frecuencia que a los grandes.
Aun cuando los peces se encontraban en
excelente condición y la pecera poseía las características que los libros
recomiendan para la especie, nunca los observe intentar reproducirse. Es posible que todos hayan sido machos ya
que nunca vi que alguno desarrollara la barriga rosa que es característica de
las hembras de esta especie. Otra
posibilidad es que el pH del agua no haya sido el apropiado. Aunque el agua tenía un pH de 6.5 inicialmente, les confieso que a lo largo del
tiempo deje de prestar atención a este parámetro, por lo que es posible que
haya cambiado durante su estadía en la pecera para hacerse más neutral. Las fotos que acompañan este escrito son de
una pecera de Kennth Orth, quien amablemente me permitió fotografiar sus peces.
¹Schliewesen, Ulrich. 1992.
Aquarium fish. Barron’s
Educational Series
1 comment:
Cores lindas, eles são maravilhosos.
abraços
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