El pez angel Petrophyllum scalare es uno de los peces de agua dulce más distintivos y abundantes del acuarismo. Es omnipresente en las peceras de las tiendas de mascotas y es muy apreciado por multitudes de acuaristas que los admiran por su belleza, elegancia e interesante comportamiento. En las próximas líneas detallare mis experiencias con este pez.
Los peces ángeles son originales de Sur América donde habitan ríos y lagos en el corazón del continente, entre ellos el rio Amazonas, Rio Negro y el Orinoco. Pero hace muchas décadas que la importación de ángeles salvajes desde Sur América no es significativa en Puerto Rico, los peces que hoy vemos en los acuarios locales son criados en cautiverio en las grandes fincas de acuacultura de Asia y los Estados Unidos. En Puerto Rico también hay algunas personas que los crían para la venta en menor escala. En pocas ocasiones he visto ángeles supuestamente importados en venta estos han sido presentados como de la especie altum que es nativa del Orinoco. Pero sospecho que eran híbridos entre altum y scalare porque no recuerdo haber visto en ellos la pronunciada indentación supra orbital que es única de los altum. Debo añadir que los altum están entre los más difíciles peces de agua dulce en reproducir. Los altum puros son fáciles de distinguir de los scalare ya que sus aletas dorsales y anales nacen casi perpendiculares al cuerpo y pueden ser muy largas. Se han reportado individuos de altum en estado salvaje cuyas aletas dorsales y anales combinadas median veinte pulgadas de punta a punta. Que yo sepa la otra especie de ángel, leopoldii, jamás ha sido importada a nuestra isla.
Los primeros peces ángeles que se importaron eran difíciles de mantener ya que requerían condiciones de agua muy específicas, que debían ser casi exactamente iguales a la de su hábitat nativo. En ese tiempo reproducirlos era difícil por lo cual inicialmente solo se disponían de peces importados y su costo era elevadísimo. Debido al pronunciado incentivo económico para reproducirlos en cautiverio y para obtener el mayor número de crías posibles la técnica que se usaba era remover los huevos en cuanto la pareja reproductiva acababa el desove. Esto resulto en la producción de vastas cantidades de peces lo que abarato su costo pero tuvo consecuencias desastrosas con respecto al comportamiento reproductivo de estos peces.
Los ángeles son cíclidos y demuestran un comportamiento reproductivo que es común en este grupo de peces. En el estado salvaje macho y una hembra buscan una superficie para depositar los huevos y dedican un tiempo a limpiarla con sus bocas. Con frecuencia escogen superficies verticales como hojas y raíces para desovar. Una vez ha ocurrido el desove la pareja defiende los huevos de otros peces, los limpian con sus bocas y cuando los alevines nacen los protegen por un tiempo.
Debido a la forma en que se reproducen en masa estos peces en cautiverio el comportamiento de cuido de huevos y de las crías se ha perdido casi totalmente. Los ángeles producidos en cautiverio desovan con facilidad y protegen los huevos por un tiempo pero, en mi experiencia, invariablemente merma el instinto de protección y comienzan a devorar los huevos. Solo una vez he visto un comportamiento distinto y esto ocurrió hace muchos años.
A mediados de los años setenta, cuando daba mis primeros pasos en la afición del acuarismo, compre un par de peces ángeles que me deleitaron por su vivaz comportamiento. Ambos tenían la coloración plateada con bandas verticales negras típica de la forma salvaje, pero uno poseía las largas aletas que caracterizan a la mutación conocida como “veil tail”. Estos peces son voraces y ansiosos cuando tienen hambre y los míos parecían pozos sin fondo. Me encantaba su entusiasmo a la hora de comer y les daba toda clase de alimentos desde hojuelas “flakes” hasta larvas de mosquito y pequeños crustáceos acuáticos. Como consecuencia de la aparentemente insaciable necesidad de comida de los peces jóvenes les alimentaba varias veces al día. Su comida favorita era indudablemente las larvas de mosquito que consumían hasta que sus estómagos estaban distendidos de forma alarmante. Como resultado de tanta alimentación y de frecuentes cambios de agua, los ángeles crecieron con rapidez, el macho alcanzo las tres pulgadas de largo (sin contar sus largas aletas) y la hembra llego a cuatro. Pero debo advertir que hoy conocemos que la inclinación de los peces ángeles a comer desmesuradamente una dieta rica en nutrientes les puede hacer tanto daño como darle una dieta una escasa y pobre. La razón es que los peces desarrollan depósitos de grasa excesivos, una condición nunca vista en el estado salvaje, que tiende a reducir su largo de vida.
Un buen día, a principios del verano, cuando llevaba a cabo un cambio de agua note que los peces parecían estar especialmente perturbados por un procedimiento que era rutina y que normalmente no les causaba mucha angustia. Pero al bajar el agua note para mi sorpresa que el techo de una pagoda china de porcelana estaba cubierto de huevos.
Me perdonaran que haga aquí un paréntesis en la narración de los ángeles pero creo que es preciso notar algunas características de las peceras de ese tiempo. La pagoda china en que los ángeles desovaron por primera vez era solo una de los diversos adornos que infestaban el fondo de la pecera de treinta galones en que vivían. La pagoda era parte de una estructura mayor de porcelana que incluía un puente chino que unía la pagoda con una pequeña isla. También tenía la pecera una especie de obelisco naranja brillante de cómo nueve pulgadas de alto que era la pieza central de otra cerámica que incluía dos arcos alrededor del obelisco. En esos tiempos casi todas las peceras locales de mis amistades tenían adornos de todo tipo que se juntaban con una impresionante promiscuidad. No había el mas mínimo interés en mantener una coherencia temática por lo cual trasfondos que mostraban templos griegos sumergidos eran combinados con esqueletos en baúles de tesoro, barcos piratas y ruedas de molino, todos estos adornos movidos por aire comprimido. Solo unos pocos mantenían peceras con el estilo naturalista tan de moda actualmente.
Pero volviendo a los ángeles, lleno de alegría por haber encontrado el desove, volví a llenar de agua la pecera y observe a los peces con especial atención. Desafortunadamente la perturbación fue demasiada para la sensibilidad de los peces y cuando se sintieron más tranquilos procedieron a devorar los huevos. Ya que los peces habían desovado y era claro que eran macho y hembra (algo que no era nada de obvio antes del desove) decidí tomar algunas medidas para mejorar las posibilidades de que los peces lograran completar su ciclo reproductivo con éxito. Moví a pecera a un lugar poco transitado de la casa, añadí algunas plantas del tipo Echinodorus “amazon sword”. Los peces aceptaron los cambios con rapidez y en un par de semanas comenzaron a dar muestras de interés por volver a desovar. Pero contra todas las expectativas no desovaron ni en las hojas de las Echinodorus, ni en el obelisco y ni siquiera miraron el techo de la pagoda. Los peces desovaron pegando sus huevos a los largos tubos de un filtro externo. Decidí no remover los huevos para aprender de primera mano sobre la reproducción de estos peces. Deben de recordar que para esos fechas el Internet no existía, solo estaban disponibles el libro de Axelrod y el de Innes, de estos dos volúmenes venia todo lo que sabía sobre la reproducción de los ángeles, lo que no era mucho.
Ambos padres cuidaron del desove con impecable atención aunque la hembra, que era el pez más grande tendía a ser mas solicita que el macho con los huevos. Los días pasaron sin que los huevos fueran devorados (algo que incluso ya para esos tiempos era inusual). Finalmente las crías nacieron y la pareja las movió a una depresión en el fondo de la pecera. Una vez las crías comenzaron a nadar los padres las escoltaban a todos lados y las mantenían juntas en un grupo.
Luego de un par de semanas las crías comenzaron a adquirir la forma distintiva de los peces ángeles por lo cual era todo un espectáculo ver a los padres nadar rodeados de una nube de diminutas replicas de si mismos. A las tres semanas los separe de los padres y los coloque en una pecera de 10 galones con agua de la pecera parental. En la pecera de las crías el nivel del agua era de cómo cuatro pulgadas para concentrar a las crías cerca del alimento. Los alimentaba con microgusanos los cuales se hundían al fondo rápidamente. Los pececillos igual que sus padres, comían hasta llegar al punto de casi reventar.
Los padres desovaron nuevamente después de cómo dos semanas, pero para mi profunda decepción jamás volvieron a cuidar de sus crías. En esta ocasión el macho comenzó a devorar los huevos al segundo día y la hembra siguió su ejemplo a las pocas horas. En los próximos desoves las relaciones entre la hembra y el macho se deterioraron al tal punto que al final de ese verano la hembra ya no permitía que el macho se acercara a los huevos y desovaba sola. No volví a tener ángeles por décadas hasta que hace algunos años compre algunos.
Recuerdan que cuando comencé a criar peces solo habían dos variedades de ángeles fácilmente accesibles? Pues ahora la variedad de mutaciones parece no acabar, entre las que se ofrecían en los “pet shop” que viste estaba el “blushing” que no tenia color y como es casi transparente los arcos de las agallas se ven fácilmente y su colorido da la impresión de que se está sonrojando. Otra variedad era el “tiger” que tiene bandas verticales adicionales, el “smoky” con un patrón de manchas oscuras irregulares y tantas otras como el “koi”, “marbled”, “diamond”, “gold” que si tratara de describirlas a todas no terminaría.
Compre seis pececillos pequeños, todos distintos para tener una variedad para observar. El “tiger”, el “smoky” y una forma de color gris no dieron dificultad en su llegada a mi pecera. El “black”, “veiltail” y “blushing” murieron a los pocos días de una enfermedad que los cubría de una capa blanca y que no respondió a tratamiento alguno. Compre un par de ángeles mas que sucumbieron a lo que fuera que los mataba. Los tres iniciales parecían invulnerables, la enfermedad desconocida solo mataba a los ángeles, los otros peces no fueron molestados nunca por la infección. Los ángeles habitaban una pecera de 30 galones cuya decoración consistía en un masivo crecimiento de “Java Moss” que llenaba dos terceras partes de la pecera y un par de raíces artificiales hechas de resina plástica.
Los peces crecieron con rapidez, la “smoky” (que resulto ser hembra) creció mucho más que los otros dos. Los compre antes de las navidades y cuando llego el verano del año siguiente comenzaron a desovar. Resultaron ser un macho, El “tiger” y dos hembras. Ambas hembras permitían que el macho fecundara los huevos, aunque sospecho que el macho se llevaba mejor con la gris que era de su mismo tamaño. Cuando desovaban los más pequeños, ambos defendían con tesón los huevos de la otra hembra. Cuando desovaba la “smoky” la otra hembra gris era perseguida hasta que se le obligaba a esconderse al otro extremo de la pecera. Tristemente estos peces jamás completaron el ciclo reproductivo por su cuenta. En esos momentos no tenía el tiempo para dedicarme a criar ángeles así que nunca les quite los huevos. Eventualmente los moví a un estanque donde vivieron algunos años más.
Hoy en día hay mas variedades de ángeles que nunca en el mercado y las combinaciones de color, largo de aletas y hasta textura de la piel son asombrosas. Contrario a sus ancestros los ángeles modernos son poco exigentes con respecto a la dureza y el pH del agua. Pero se quedan enanos si la calidad de la alimentación y los parámetros de agua son pobres. Pero si usted puede darles a estos maravillosos peces las condiciones que necesitan tendrá unas mascotas interesantes que le entretendrán por horas con sus variados comportamientos.
4 comments:
MUY INSTRUCTIVO , Gracias Ricardo
De nada!
Saludos Ricardo, este es Eli Santiago, el de los viveros de orquideas de Utuado. Perdi tu numero pero estare subiendo alla arriba pronto.
Exelente pagina amigo!!
Att. Eli
Por muchos años tuve mi pecera con Ángeles, pero los atacó esa enfermedad y me desanimo a tal grado que nunca he vuelto a prepara mi pecera de 40 galones.... Últimamente he pensado mucho en volver a las andadas, pero ahora tengo muebles mas grandes y poco espacio.... Era maravilloso ver como estos peces crecían del tamaño de un dime a mayores de una peseta.... Nuevamente, me embrujas con tus palabras y muero de deseos de volver a tener pecera!!!
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